La instrumentalización de las Organizaciones Sociales

La instrumentalización de las organizaciones sociales

En la semana que acaba de transcurrir, el país se vio sorprendido con varias acciones coordinadas en varios puntos del país, por parte de una ONG que se denomina “congreso de los pueblos”. En efecto, en dos puntos de capital de la República, y en otros  lugares estratégicos por su importancia  en las comunicaciones del país, la mencionada ONG llevó a cabo bloqueos que interrumpieron el normal flujo del transporte, y que afectó de manera grave a varias comunidades.

Se interpusieron barricadas en la vía Quibdó Pereira, en la carretera entre Aguachica y Pailitas en el Cesar, se cerró el acceso a la refinería de Barrancabermeja, se interrumpió el paso en la vía panamericana, cerca al municipio de Timbío en el Cauca, además de tomarse la sede de la Nunciatura Apostólica y de impedir el acceso principal al Ministerio del Interior en Bogotá.

Llama poderosamente la atención que se hayan presentado las acciones de manera simultánea, lo que implica todo un plan a nivel nacional, con una ordenación central y objetivos específicos.

El otro tema llamativo es que esta ONG es muy cercana al gobierno del presidente Petro, a quien acompañó en la campaña que lo llevó al poder.

Según los voceros de la ONG, las protestas se dieron por el la ola de violencia que sacude algunas regiones, y por lo que ellos insisten en atribuir a un crecimiento desbordado del “paramilitarismo”.

Al respecto, el Ejército Gaitanista de Colombia, a quien de manera perversa insisten en denominar como Clan del Golfo, se permite hacer algunas consideraciones.

El paramilitarismo en Colombia, tal como se conoció a finales del siglo pasado y comienzos de este, terminó con la desmovilización de las AUC, proceso que tuvo su fin en el año 2006. Un proceso de paz fallido como ése, como además han sido la inmensa mayoría de los que en el país se han adelantado, originó el rearme de muchos excombatientes, en defensa de su vida y su tranquilidad. Pero eso no nos hace herederos del paramilitarismo, o de ser “neoparamilitares” como algunos se atreven a afirmar.

Las pruebas son muchas para afirmar que el EGC no se reduce a la óptica de un fenómeno paramilitar. Para empezar, ningún otro grupo armado ha sido perseguido por las fuerzas de seguridad del Estado con la saña que lo hecho contra el EGC. Numerosas operaciones militares de nombres pomposos se han visto en los campos colombianos, con el único fin de exterminarnos. Muchos combatientes de todos los rangos han caído víctimas de las balas oficiales, en este y en todos los gobiernos. Claro que la muerte de nuestros compañeros nos afecta, pero no nos han debilitado. Al contrario, el ejemplo de su lucha, en la que ofrendaron hasta la vida misma, nos inspira y nos impulsa a continuar.

Como lo hemos sostenido en muchas ocasiones, no existe ningún grado de colaboración, coordinación o entendimiento del EGC con las fuerzas militares. El tan cacareado “desmonte del paramilitarismo” no es más que una consigna hueca, sin contenido, al que agitan como bandera muchas fuerzas de izquierda en el país.

Las ONGs afectas al Pacto Histórico deberían pensar mejor las consignas con las que buscan disculpar su contribución al caos nacional. Muy curioso que este gobierno, con tantos meses en el poder, no haya tomado ninguna medida que se oriente al tal desmonte del que hablan. O es muy ineficiente, lo que es obvio, o estaría interesado en que se siguiera presentando el apoyo de fuerzas oficiales a movimientos como el nuestro, lo que evidentemente es falso.

Ya está bueno de estar blandiendo el coco del paramilitarismo, para ocultar el hecho del desgobierno en el que vivimos, o para seguir impulsando la famosa Asamblea Nacional Constituyente, con la que se proponen seguir en el poder de manera indefinida.    

Montañas de Colombia, junio 11 de 2024

Equipo

Dirección Política Nacional

Ejército Gaitanista de Colombia

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